miércoles, 11 de febrero de 2015

HANK WILLIAMS III

HANK WILLIAMS III - Rebel Within (2010) / Discografía escogida

Hoy toca hablar de raíces, de leyendas, de actitud, de controversia y de desafío a un destino que parecía escrito antes incluso de nacer. Hoy toca hablar de Hank Williams III, también conocido como Hank III o simplemente III. Nuestro protagonista de hoy nace en el corazón de la Estados Unidos más reaccionaria, en Nashville (Tennessee), allá por 1972. Desde su primer día de vida entró a formar parte de la realeza del country, en una población famosa por dar nombre a uno de los sub-géneros más populares del estilo, el conocido como sonido Nashville, que consistía en fusionar la música folclórica norteamericana con el pop que se puso de moda en los años 60. Nuestro Hank III recibe su corona por ser el siguiente eslabón del que sea probablemente el árbol genealógico más impresionante de la música moderna. Y lo digo porque es muy raro que el talento en estado puro se herede de padres a hijos como ha estado ocurriendo en la familia Williams hasta el día de hoy. Hank Williams, su abuelo, es junto a Peter Seeger el músico más grande que ha dado el country, amén de ser el principal responsable de popularizarlo en los años 40, y todo ello a pesar de morir a la corta edad de 29 años, fruto del brutal abuso que hizo del alcohol y las drogas para aliviar los dolores de espalda crónicos que sufría. El padre de nuestro protagonista, Hank Williams Jr., es otro de los dioses del country, con múltiples numeros 1 en las listas norteamericanas y principal impulsor del género outlaw allá por los 70 , y que se basaba en la fusión del susodicho country con el southern rock y el blues. Su disco-jam Hank Williams Jr. & Friends de 1976 junto a gigantes del southern como Waylon Jennings o laMarshall Tucker Band fue toda una revolución además de uno de los discazos de aquella década. Porque aunque el hippismo se llevara la gloria, la América rural también tuvo mucho que decir y nada que envidiar a los comeflores y chupasapos varios de la época. Su mayor momento de esplendor lo vivió en los 80, una vez recuperado de un gravísimo accidente mientras escalaba y tras el que le tuvieron que reconstruir el cráneo y la cara, donde nunca bajó del nº 2 en las listas yankees.


Ya os estaréis preguntando por qué cojones me enrollo tanto con su historia familiar. Pues aparte de porque nunca está mal leer sobre la historia de la música, en este caso concreto se antoja completamente necesario para comprender el ambiente en el que se crió nuestroHank Williams III, junto a la enorme presión que sobre sus hombros recayó inmediatamente cuando decidió que también él quería dedicarse a la música. Ya en los 90, en un momento de vulgarización atroz del country, donde se encontraba elevado al altar de música mainstream y desnaturalizado a base de abortos pseudo-pop, muchos eran los que veían en Hank III una especie de mesías que recuperara el viejo espíritu de la música de los desharrapados blancos de la nación. Desde los que veían en el espíritu de su abuelo la salvación, a los que le presionaban para que continuaralos pasos de su padre, todos querían llevar al jóven Hankpor la senda "correcta". Pues bien, todo lo que recibieron de nuestro amigo fue un escupitajo en la cara y el polvo en el camino que dejó al alejarse. Porque si algo hace grande a Hank III es que siempre ha hecho lo que le sale de la punta de su sureño pene, sin importarle las sagradas voces que hay alrededor del country. Y en el fondo, mal que les pese a todos aquellos que le tachan de traidor, él representa la esencia destilada y pura del género. Desde su vuelta a los sonidos más primarios pasando por la recuperación del anti-héroe sureño y su patética vida llena de desgracias, y terminando por un estilo de vida donde abundan los excesos de todo tipo, Hank Williams III encarna el mismísimo espíritu de los primeros SeegerJimmie Rogers o Johnny Cash. Personas que representan la absoluta libertad creativa y la inquebrantable fe en lo que hacen, tanta que el mundo acaba arrodillándose a sus pies. Dónde estaba? Ah si, los años 90. Efectivamente, ya no eran los años de la Gran Depresión ni de las revueltas hippies a ritmo de Led Zeppelin. No, eran los grises noventa, y Hank Williams III, además de llevar el country en las venas, vivió el auge del hardcore y el metal extremo, géneros a los que siempre ha estado muy apegado. De ahí su colaboración como bajista en la banda sludge de Phil Anselmo Superjoint Ritual, o que siempre cuente en sus conciertos con vocalistas de bandas hardcore. De hecho, asistir a un directo de nuestro hombre es verse sumergido en una extraña mezcolanza de barbudos amantes del country, moteros, punks, skinheads y metaleros, todos rendidos ante su desafiante actitud. Y a su genial música, que es lo más importante. La tradición americana bañada en la actitud más punkarra imaginable de la mano de la fuerza de cualquier combo metalero. Eso es Hank III. No se equivoque nadie, porque lo que va a escuchar es country, pero por alguna extraña razón su música posee ese extraño don al alcance de muy pocos de conseguir hablar con el idioma de la música pura, sin adulterar, esa que llega a todos los oidos y seduce cualquier alma. Tras dos buenos álbumes de tanteo personal como Risin' Outlaw (1999) y Lovesick, Broke and Driftin' (2002), Hank se encontraba preparado para presentar al mundo su propuesta de un modo pulido. Y ahí cayó esa auténtica bomba llamada Straight To Hell(2006), desde la cual el country no volvió a ser igual. El disco de country para callar la boca a todos aquellos que odiaban el country. Con un ojo fijo en la tradición y el otro en el rock y el punk, se trata de uno de los álbumes más acojonantes de la década. Con más actitud que los mismísimos Slayer y más macarra que Satán, Hank Williams III empapa las raíces musicales de su país con cerveza, speed y odio por el mundo, y de paso aplasta definitivamente las ilusiones de todos aquellos que veían en él el nuevo héroe mainstream del country. Con esas letras llenas de excesos e incorrección política se asegura bien de ello, pero a la par entra por la puerta grande de los corazones de muchas nuevas generaciones que ven en él un héroe inesperado dentro de un género asociado injustamente a paletos bonachones con petos vaqueros o directamente a fachas. Tras el bombazo llegó la confirmación, por si alguno aún albergaba esperanzas de lo contrario, de que Hank había venido para quedarse. Un álbum redondo, donde se acentúa la mala hostia de sus letras y aumentan los objetivos de las mismas. Desde los intocables del country, a los contrarios al derecho a portar armas, pasando por el Gobierno (al que acusa de la pobreza del medio rural americano), todos reciben su merecido en Damn Right, Rebel Proud (2008). Rebosante de individualismo, el disco queda perfectamente reflejado en estrofas como "I'm gettin' real high, and I'm gettin' down low/And I live in a shack on creditor's row/and my best friend is my Magnum 44". Como una vez leí, esta no es la música country de tu abuelo... a no ser que tu abuelo sea Anton LaVey. Y como no hay dos sin tres, nos llega su reciente Rebel Within sin darnos tiempo aún a recuperarnos de sus dos anteriores discazos y con los rescoldos del debut de su banda de metal/punk Asskjack todavía calientes. Sin perder un ápice la fuerza ni agresividad de trabajos pasados, nos encontramos con un músico mucho más interesado en excarvar en las profundidades del country que antaño. No os asustéis, estamos ante el mismo enfant terrible, y con temas como Drinkin' Over Mamajamás será aceptado dentro de la respetable comunidad que copa los escalafones más altos del género. Simplemente es que creo que se ha dado cuenta que no es necesario alejarse de las raices para defenderlas desde la perspectiva que da la distancia, sino que a veces lo mejor es aferrarse a ellas con puños y dientes y defender el sagrado árbol de la música tradicional americana. Algo que queda clarísimo en maravillas reposadas como esa balada blues que es Gone But Not Forgotten o la añeja Lost In Oklahoma. Puede que sea el álbum menos transversal de su carrera, y que a muchos punks o metaleros les parezca demasiado "blando", pero en mi opinión es un auténtico discazo casi a la altura del genialStraight To Hell. Imposible ser un amante de la música con denominación de origen americana y no caer rendido a los pies de una maravilla como lo es Rebel Within.


Vaya brasa os acabo de dar,jajaja. Lo siento, pero creo que un rara avis como Hank Williams merece ser reconocido y respetado, porque en este mundo nuestro de cuadrículas y clones cada vez se hace más difícil ver un alma con brillo propio y con tantos cojones a la hora de defender la grandeza de su luz.